sábado, 2 de noviembre de 2013

CHAPTER 3

Recuerdo como si lo estuviera viviendo ahora. Sólo tenía 5 años. Eran las 10 Am y me desperté por los gritos de una mujer. Siempre los escuchaba y mi curiosidad me obligaba a mirar por la perilla de la puerta. Esta vez al apoyarme en ella se abrió. ¡Sí! (pensé). Mis padres se habían olvidado de cerrar con llave la cerradura. Al salir pude ver la claridad de la luz de la mañana, que se reflejaba en las paredes grises del pasillo de mi casa que todavía no conocía. Esa luz me dio jaqueca, seguramente porque no estaba acostumbrada. Los gritos provenían del piso de abajo. Las escaleras eran tan altas, o eso creí al verlas por primera vez, que mi miedo al pisar el escalón fue enorme. Baje escalón por escalón pegada a la pared como si fuera mi única amiga, la única capaz de salvarme. Miraba de reojo la orilla y por supuesto alejándome todo lo posible. Al fin llegue al piso firme.


Nunca me puse a pensar la dimensión de mi casa. Era tan grande, casi como una mansión. En el pasillo se encontraban cuatro habitaciones y como era de esperar los gritos provenían de la habitación al final del pasillo. Mi ansiedad me dio el impulso de correr pero mis torpes pies se enredaron haciéndome caer lentamente. Mi pequeño cuerpo terminó golpeándose con la puerta del cuarto y creando un notorio ruido. Alce mi mirada y mis padres me miraron al mismo tiempo, con la misma expresión en sus rostros. La mujer de los gritos al verme se cayó y me pidió ayuda desconsoladamente. Estaba atada con unas pulseras de metal al piso, tenía brazos y ambas piernas cortadas con frases que no alcance a leer correctamente, ya que no entendía ese lenguaje. A pesar de haber aprendido cinco lenguas antiguas distintas. Mi padre tenía la cara vendada y un guardapolvo blanco y largo, obviamente manchado de sangre de la gritona mujer. Sostenía un espejo roto en su mano derecha. En cambio mi madre estaba como normalmente yo la veía. En el momento en que la mujer me hablo mi madre me tomo de la mano y me sacó de ese cuarto sin explicación alguna. Haciéndome decir estas palabras: “Este es tu primer ritual jamás visto, nunca lo recordaras”. Pero yo aún recuerdo con detalles esa historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario